La Organización de Estados Americanos (OEA) ha fijado el 10 de marzo de 2025 como la fecha para elegir al sucesor de Luis Almagro como secretario general. Este proceso se desarrolla en un escenario marcado por la influencia de la agenda geopolítica del presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, quien asumirá el cargo en enero de ese año.
Hasta el momento, los principales aspirantes son Rubén Ramírez Lezcano, canciller de Paraguay, y Albert Randim, ministro de Relaciones Exteriores de Surinam. Sin embargo, podrían surgir candidaturas sorpresa respaldadas por México, Colombia y Chile, que buscan mantener influencia en el organismo.
La elección estará fuertemente influenciada por el gobierno estadounidense, cuya postura será determinante para definir el liderazgo de la OEA. Trump y su equipo de transición ya delinean estrategias enfocadas en el combate al narcotráfico, las relaciones ilícitas entre carteles latinoamericanos y grupos terroristas, y las dictaduras en Cuba, Nicaragua y Venezuela. La reciente designación de Marco Rubio como futuro secretario de Estado refuerza este enfoque.
El canciller paraguayo Ramírez Lezcano cuenta con el respaldo de los países del Mercosur, mientras que Randim tiene el apoyo de la mayoría de las naciones del Caribe. Ambos candidatos buscan afianzar alianzas estratégicas en Washington, conscientes de que el apoyo de la Casa Blanca será decisivo.
La contienda refleja también las tensiones geopolíticas entre Estados Unidos, China y Venezuela, en un contexto donde las prioridades de Trump incluyen frenar la expansión china en América Latina y reforzar los lazos con aliados tradicionales como Israel y Taiwán.
La OEA se prepara para una elección que definirá no solo su liderazgo, sino también su papel en la región en un periodo de desafíos políticos y económicos.
La Organización de Estados Americanos (OEA) ha fijado el 10 de marzo de 2025 como la fecha para elegir al sucesor de Luis Almagro como secretario general. Este proceso se desarrolla en un escenario marcado por la influencia de la agenda geopolítica del presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, quien asumirá el cargo en enero de ese año.
Hasta el momento, los principales aspirantes son Rubén Ramírez Lezcano, canciller de Paraguay, y Albert Randim, ministro de Relaciones Exteriores de Surinam. Sin embargo, podrían surgir candidaturas sorpresa respaldadas por México, Colombia y Chile, que buscan mantener influencia en el organismo.
La elección estará fuertemente influenciada por el gobierno estadounidense, cuya postura será determinante para definir el liderazgo de la OEA. Trump y su equipo de transición ya delinean estrategias enfocadas en el combate al narcotráfico, las relaciones ilícitas entre carteles latinoamericanos y grupos terroristas, y las dictaduras en Cuba, Nicaragua y Venezuela. La reciente designación de Marco Rubio como futuro secretario de Estado refuerza este enfoque.
El canciller paraguayo Ramírez Lezcano cuenta con el respaldo de los países del Mercosur, mientras que Randim tiene el apoyo de la mayoría de las naciones del Caribe. Ambos candidatos buscan afianzar alianzas estratégicas en Washington, conscientes de que el apoyo de la Casa Blanca será decisivo.
La contienda refleja también las tensiones geopolíticas entre Estados Unidos, China y Venezuela, en un contexto donde las prioridades de Trump incluyen frenar la expansión china en América Latina y reforzar los lazos con aliados tradicionales como Israel y Taiwán.
La OEA se prepara para una elección que definirá no solo su liderazgo, sino también su papel en la región en un periodo de desafíos políticos y económicos.
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