El hondureño Héctor Emilio Fernández Rosa, conocido como “Don H”, fracasó en su intento por revertir su condena de cadena perpetua en una prisión de máxima seguridad en Estados Unidos, donde permanece recluido desde su sentencia en 2019.
Extraditado en 2015, Fernández Rosa fue condenado en Nueva York por tráfico de más de 135 toneladas de cocaína y 20 toneladas de precursores de metanfetamina, delitos cometidos entre 1998 y 2004, su nombre figura entre los jefes del narcotráfico más relevantes en la historia criminal de Honduras, vinculado con el cartel de Sinaloa y responsable de múltiples sobornos a policías, militares y políticos.
Además del narcotráfico, se le atribuyen 19 asesinatos, entre ellos el del diputado Mario Fernando Hernández en 2008, así como varios actos de tortura, desde su celda en Indiana, “Don H” promovió diversas acciones legales para reabrir su caso, alegando errores en la sentencia, problemas de salud y supuesta mala asesoría legal, además de señalar presuntas fallas del fiscal en su proceso.
Uno de sus recursos fue admitido para evaluación, lo que generó expectativas sobre una posible revisión del caso, sin embargo, el tribunal estadounidense desestimó todos los argumentos, al considerar que no existían méritos suficientes para conceder la anulación de la sentencia.
El caso de Fernández Rosa refleja cómo incluso los líderes más influyentes del crimen organizado pueden terminar enfrentando la justicia, sin posibilidad de revertir sus condenas pese a los recursos legales promovidos.
El hondureño Héctor Emilio Fernández Rosa, conocido como “Don H”, fracasó en su intento por revertir su condena de cadena perpetua en una prisión de máxima seguridad en Estados Unidos, donde permanece recluido desde su sentencia en 2019.
Extraditado en 2015, Fernández Rosa fue condenado en Nueva York por tráfico de más de 135 toneladas de cocaína y 20 toneladas de precursores de metanfetamina, delitos cometidos entre 1998 y 2004, su nombre figura entre los jefes del narcotráfico más relevantes en la historia criminal de Honduras, vinculado con el cartel de Sinaloa y responsable de múltiples sobornos a policías, militares y políticos.
Además del narcotráfico, se le atribuyen 19 asesinatos, entre ellos el del diputado Mario Fernando Hernández en 2008, así como varios actos de tortura, desde su celda en Indiana, “Don H” promovió diversas acciones legales para reabrir su caso, alegando errores en la sentencia, problemas de salud y supuesta mala asesoría legal, además de señalar presuntas fallas del fiscal en su proceso.
Uno de sus recursos fue admitido para evaluación, lo que generó expectativas sobre una posible revisión del caso, sin embargo, el tribunal estadounidense desestimó todos los argumentos, al considerar que no existían méritos suficientes para conceder la anulación de la sentencia.
El caso de Fernández Rosa refleja cómo incluso los líderes más influyentes del crimen organizado pueden terminar enfrentando la justicia, sin posibilidad de revertir sus condenas pese a los recursos legales promovidos.