Italia endurece requisitos para obtener la ciudadanía por descendencia
La nueva ley restringe el acceso a pasaportes italianos a solo hijos o nietos de ciudadanos por nacimiento. El Parlamento italiano aprobó este martes una nueva ley que endurece los requisitos para obtener la ciudadanía por descendencia, un cambio que modifica el tradicional principio de jus sanguinis que hasta ahora permitía a millones de personas con ancestros italianos solicitar la nacionalidad.
Bajo la normativa anterior, cualquier persona con un antepasado italiano vivo después del 17 de marzo de 1861 —fecha de unificación del Reino de Italia— podía aspirar a obtener la ciudadanía. Sin embargo, con la nueva legislación, solo los solicitantes que tengan al menos un padre o un abuelo nacido ciudadano italiano podrán optar al pasaporte.
El gobierno de Giorgia Meloni justificó la reforma como una forma de fortalecer el vínculo real entre Italia y sus ciudadanos en el extranjero, además de reducir el abuso y la comercialización de los pasaportes italianos, que han visto un aumento en la demanda en la última década.
Según datos oficiales, entre 2014 y 2024, el número de ciudadanos italianos residentes en el extranjero creció un 40 %, pasando de 4.6 millones a 6.4 millones. Al cierre de marzo de este año, el Ministerio de Asuntos Exteriores contabilizaba más de 60,000 procesos legales pendientes relacionados con la verificación de ciudadanía.
En un comunicado, la Cancillería italiana señaló que la medida busca liberar recursos para mejorar los servicios consulares, priorizando a quienes tienen una conexión concreta y verificable con Italia.
“La ciudadanía debe ser una cosa seria”, afirmó el ministro de Exteriores, Antonio Tajani, quien aseguró que el principio de jus sanguinis se mantiene, pero con límites más precisos para evitar abusos o fenómenos de “comercialización”.
Aunque los descendientes de italianos seguirán teniendo posibilidades de solicitar la nacionalidad, el proceso ahora será más restringido y controlado, marcando un giro importante en la política migratoria y de identidad nacional del país europeo.
La nueva ley restringe el acceso a pasaportes italianos a solo hijos o nietos de ciudadanos por nacimiento. El Parlamento italiano aprobó este martes una nueva ley que endurece los requisitos para obtener la ciudadanía por descendencia, un cambio que modifica el tradicional principio de jus sanguinis que hasta ahora permitía a millones de personas con ancestros italianos solicitar la nacionalidad.
Bajo la normativa anterior, cualquier persona con un antepasado italiano vivo después del 17 de marzo de 1861 —fecha de unificación del Reino de Italia— podía aspirar a obtener la ciudadanía. Sin embargo, con la nueva legislación, solo los solicitantes que tengan al menos un padre o un abuelo nacido ciudadano italiano podrán optar al pasaporte.
El gobierno de Giorgia Meloni justificó la reforma como una forma de fortalecer el vínculo real entre Italia y sus ciudadanos en el extranjero, además de reducir el abuso y la comercialización de los pasaportes italianos, que han visto un aumento en la demanda en la última década.
Según datos oficiales, entre 2014 y 2024, el número de ciudadanos italianos residentes en el extranjero creció un 40 %, pasando de 4.6 millones a 6.4 millones. Al cierre de marzo de este año, el Ministerio de Asuntos Exteriores contabilizaba más de 60,000 procesos legales pendientes relacionados con la verificación de ciudadanía.
En un comunicado, la Cancillería italiana señaló que la medida busca liberar recursos para mejorar los servicios consulares, priorizando a quienes tienen una conexión concreta y verificable con Italia.
“La ciudadanía debe ser una cosa seria”, afirmó el ministro de Exteriores, Antonio Tajani, quien aseguró que el principio de jus sanguinis se mantiene, pero con límites más precisos para evitar abusos o fenómenos de “comercialización”.
Aunque los descendientes de italianos seguirán teniendo posibilidades de solicitar la nacionalidad, el proceso ahora será más restringido y controlado, marcando un giro importante en la política migratoria y de identidad nacional del país europeo.