Honduras enfrenta desafíos en seguridad alimentaria, pero se proyecta una mejora para finales de año
La seguridad alimentaria en Honduras ha mostrado signos de mejora en los últimos dos años, y se espera que la tendencia continúe a partir de septiembre gracias a condiciones climáticas más favorables y el aumento de empleos en la agricultura. Según la Clasificación Integrada de la Seguridad Alimentaria en Fases (CIF), el porcentaje de la población hondureña que enfrenta inseguridad alimentaria se ha reducido del 28% en 2022 al 18% a principios de 2024, lo que equivale a 1.8 millones de personas.
De estas, aproximadamente 1.6 millones están en la fase de crisis alimentaria (fase 3), y alrededor de 174,000 personas se encuentran en la fase de emergencia alimentaria (fase 4). Las regiones más afectadas por la inseguridad alimentaria son Gracias a Dios, Lempira, Yoro, Choluteca, La Paz y Santa Bárbara, que están clasificadas en la fase de crisis. El resto de los departamentos del país están en la fase 2 de la CIF, lo que indica una situación de inseguridad alimentaria acentuada.
Factores que contribuyen a la mejora de la seguridad alimentaria
La ministra de la Secretaría de Agricultura y Ganadería (SAG), Laura Suazo, atribuye esta mejora a un enfoque integral que incluye el fortalecimiento de la producción agrícola, la inversión en programas de protección social y la promoción de cultivos más nutritivos. “El gobierno ha logrado mejorar significativamente el acceso a alimentos saludables para millones de hondureños. También se ha promovido la producción de cultivos más nutritivos y resistentes a las condiciones climáticas adversas, como el maíz y el frijol biofortificados”, destacó Suazo.
Proyecciones para los próximos meses
Según la Red de Sistemas de Alerta Temprana contra la Hambruna (Fews Net, por sus siglas en inglés), se espera que los hogares hondureños sigan enfrentando condiciones de crisis alimentaria hasta la cosecha de primera en septiembre, cuando se proyecta un aumento en la disponibilidad de alimentos. Este incremento podría ubicar a muchos hogares en la fase 2 de la CIF (inseguridad alimentaria acentuada) hasta enero de 2025.
Los pronósticos climáticos indican que persistirán condiciones cálidas y precipitaciones irregulares, pero con acumulados por encima del promedio hasta principios de 2025. Esto permitirá una producción de subsistencia levemente menor al promedio, especialmente en el segundo ciclo, que podría tener un mayor riesgo para la producción de frijol, según el informe de Fews Net.
Además, se espera un aumento estacional del empleo a partir de octubre, gracias a la cosecha de cultivos comerciales como el café y la caña de azúcar. A pesar de los desafíos climáticos, se prevé que las cosechas sean cercanas o levemente inferiores al promedio.
Desafíos persistentes y necesidad de intervención
A pesar de los avances, los meses de junio a agosto de 2024 mostraron un leve incremento en la población en condiciones de crisis o emergencia alimentaria, alcanzando aproximadamente a 1.9 millones de personas. Las regiones más afectadas incluyeron Gracias a Dios, Lempira, Yoro, y se sumaron Olancho, El Paraíso y Valle a la lista de departamentos en fase de crisis.
La CIF señala que la reducción de ingresos en los hogares, debido a la pérdida o disminución de empleos y el alto costo de los productos de la canasta básica, han sido factores clave que han contribuido a los niveles de inseguridad alimentaria en el país. Por ello, el reporte sugiere la necesidad de apoyo urgente con intervenciones enfocadas en proteger la vida de las familias, reducir las brechas de consumo de alimentos y recuperar los medios de vida. Las estrategias recomendadas incluyen ayuda alimentaria, asistencia monetaria y la redistribución de activos.
Panorama general para el futuro inmediato
El panorama general para la seguridad alimentaria en Honduras es mixto. Por un lado, se proyectan mejoras debido a condiciones climáticas favorables y políticas de apoyo agrícola; por otro, persisten desafíos significativos que requieren atención continua y acciones coordinadas para garantizar que más familias puedan acceder a alimentos suficientes y nutritivos. Las próximas cosechas y el manejo de las políticas agrícolas y sociales serán clave para mejorar la situación alimentaria en el país en los próximos meses.
La seguridad alimentaria en Honduras ha mostrado signos de mejora en los últimos dos años, y se espera que la tendencia continúe a partir de septiembre gracias a condiciones climáticas más favorables y el aumento de empleos en la agricultura. Según la Clasificación Integrada de la Seguridad Alimentaria en Fases (CIF), el porcentaje de la población hondureña que enfrenta inseguridad alimentaria se ha reducido del 28% en 2022 al 18% a principios de 2024, lo que equivale a 1.8 millones de personas.
De estas, aproximadamente 1.6 millones están en la fase de crisis alimentaria (fase 3), y alrededor de 174,000 personas se encuentran en la fase de emergencia alimentaria (fase 4). Las regiones más afectadas por la inseguridad alimentaria son Gracias a Dios, Lempira, Yoro, Choluteca, La Paz y Santa Bárbara, que están clasificadas en la fase de crisis. El resto de los departamentos del país están en la fase 2 de la CIF, lo que indica una situación de inseguridad alimentaria acentuada.
Factores que contribuyen a la mejora de la seguridad alimentaria
La ministra de la Secretaría de Agricultura y Ganadería (SAG), Laura Suazo, atribuye esta mejora a un enfoque integral que incluye el fortalecimiento de la producción agrícola, la inversión en programas de protección social y la promoción de cultivos más nutritivos. “El gobierno ha logrado mejorar significativamente el acceso a alimentos saludables para millones de hondureños. También se ha promovido la producción de cultivos más nutritivos y resistentes a las condiciones climáticas adversas, como el maíz y el frijol biofortificados”, destacó Suazo.
Proyecciones para los próximos meses
Según la Red de Sistemas de Alerta Temprana contra la Hambruna (Fews Net, por sus siglas en inglés), se espera que los hogares hondureños sigan enfrentando condiciones de crisis alimentaria hasta la cosecha de primera en septiembre, cuando se proyecta un aumento en la disponibilidad de alimentos. Este incremento podría ubicar a muchos hogares en la fase 2 de la CIF (inseguridad alimentaria acentuada) hasta enero de 2025.
Los pronósticos climáticos indican que persistirán condiciones cálidas y precipitaciones irregulares, pero con acumulados por encima del promedio hasta principios de 2025. Esto permitirá una producción de subsistencia levemente menor al promedio, especialmente en el segundo ciclo, que podría tener un mayor riesgo para la producción de frijol, según el informe de Fews Net.
Además, se espera un aumento estacional del empleo a partir de octubre, gracias a la cosecha de cultivos comerciales como el café y la caña de azúcar. A pesar de los desafíos climáticos, se prevé que las cosechas sean cercanas o levemente inferiores al promedio.
Desafíos persistentes y necesidad de intervención
A pesar de los avances, los meses de junio a agosto de 2024 mostraron un leve incremento en la población en condiciones de crisis o emergencia alimentaria, alcanzando aproximadamente a 1.9 millones de personas. Las regiones más afectadas incluyeron Gracias a Dios, Lempira, Yoro, y se sumaron Olancho, El Paraíso y Valle a la lista de departamentos en fase de crisis.
La CIF señala que la reducción de ingresos en los hogares, debido a la pérdida o disminución de empleos y el alto costo de los productos de la canasta básica, han sido factores clave que han contribuido a los niveles de inseguridad alimentaria en el país. Por ello, el reporte sugiere la necesidad de apoyo urgente con intervenciones enfocadas en proteger la vida de las familias, reducir las brechas de consumo de alimentos y recuperar los medios de vida. Las estrategias recomendadas incluyen ayuda alimentaria, asistencia monetaria y la redistribución de activos.
Panorama general para el futuro inmediato
El panorama general para la seguridad alimentaria en Honduras es mixto. Por un lado, se proyectan mejoras debido a condiciones climáticas favorables y políticas de apoyo agrícola; por otro, persisten desafíos significativos que requieren atención continua y acciones coordinadas para garantizar que más familias puedan acceder a alimentos suficientes y nutritivos. Las próximas cosechas y el manejo de las políticas agrícolas y sociales serán clave para mejorar la situación alimentaria en el país en los próximos meses.