Conejos con “tentáculos” en la cabeza alarman a EE.UU.
En Colorado, Estados Unidos, la aparición de conejos silvestres con extraños crecimientos negros en forma de cuernos y tentáculos en la cabeza ha generado preocupación y asombro entre las comunidades locales. La causa de esta peculiar condición es el virus del papiloma del conejo de cola de algodón, conocido científicamente como Shope papillomavirus, identificado por primera vez en la década de 1930 por el Dr. Richard E. Shope.
Este virus provoca que los conejos desarrollen desde pequeños nódulos hasta prominentes estructuras en el rostro, que en algunos casos pueden llegar a bloquear funciones vitales como la visión o la alimentación. Sin embargo, las autoridades destacan que la mayoría de los animales logra superar la infección de forma natural.
Según Kara Van Hoose, portavoz de Colorado Parks and Wildlife, aproximadamente el 35% de los conejos infectados logra que los crecimientos desaparezcan dentro de un período de seis meses, gracias a la capacidad del sistema inmunitario para controlar el virus. La recuperación suele ser espontánea, salvo en casos donde las protuberancias dificultan la ingesta de alimentos o agua, lo que podría poner en riesgo la vida del animal.
El virus se transmite principalmente durante el verano a través de insectos vectores como mosquitos, pulgas y garrapatas, lo que explica la mayor incidencia de casos en esta época del año. Las autoridades recomiendan a la población no intervenir ni manipular a los conejos afectados, mantenerlos alejados de mascotas domésticas y permitir que la naturaleza siga su curso.
El virus es específico de los conejos silvestres y no representa riesgo para humanos, perros o gatos. Solo los conejos domésticos podrían infectarse en contacto directo con ejemplares silvestres o vectores, en cuyo caso se recomienda atención veterinaria.
Este fenómeno, aunque impactante a la vista, evidencia la sorprendente capacidad de recuperación de la fauna silvestre y subraya la importancia de respetar los procesos naturales de curación de los animales.
En Colorado, Estados Unidos, la aparición de conejos silvestres con extraños crecimientos negros en forma de cuernos y tentáculos en la cabeza ha generado preocupación y asombro entre las comunidades locales. La causa de esta peculiar condición es el virus del papiloma del conejo de cola de algodón, conocido científicamente como Shope papillomavirus, identificado por primera vez en la década de 1930 por el Dr. Richard E. Shope.
Este virus provoca que los conejos desarrollen desde pequeños nódulos hasta prominentes estructuras en el rostro, que en algunos casos pueden llegar a bloquear funciones vitales como la visión o la alimentación. Sin embargo, las autoridades destacan que la mayoría de los animales logra superar la infección de forma natural.
Según Kara Van Hoose, portavoz de Colorado Parks and Wildlife, aproximadamente el 35% de los conejos infectados logra que los crecimientos desaparezcan dentro de un período de seis meses, gracias a la capacidad del sistema inmunitario para controlar el virus. La recuperación suele ser espontánea, salvo en casos donde las protuberancias dificultan la ingesta de alimentos o agua, lo que podría poner en riesgo la vida del animal.
El virus se transmite principalmente durante el verano a través de insectos vectores como mosquitos, pulgas y garrapatas, lo que explica la mayor incidencia de casos en esta época del año. Las autoridades recomiendan a la población no intervenir ni manipular a los conejos afectados, mantenerlos alejados de mascotas domésticas y permitir que la naturaleza siga su curso.
El virus es específico de los conejos silvestres y no representa riesgo para humanos, perros o gatos. Solo los conejos domésticos podrían infectarse en contacto directo con ejemplares silvestres o vectores, en cuyo caso se recomienda atención veterinaria.
Este fenómeno, aunque impactante a la vista, evidencia la sorprendente capacidad de recuperación de la fauna silvestre y subraya la importancia de respetar los procesos naturales de curación de los animales.